¿Piensas que el término ‘accesibilidad’ se ha puesto de moda en los últimos años? Parece estar por todas partes: ciudades accesibles, edificios accesibles, voto accesible, proyecciones de cine accesibles…  se dice que cuando algo se repite demasiado pierde su valor, pero la accesibilidad es mucho más que una moda (si lo fuera), y parte de una necesidad básica: el derecho de las personas a realizar labores cotidianas con toda la autonomía que les sea posible.

Disfrutar de un simple paseo por la ciudad, de un concierto o una película puede ser algo corriente para la mayoría, pero otros no han podido experimentar ese tipo de sensaciones hasta hace unos añospor el simple diseño de calles y recintos. Por eso, en un mundo inconcebible ya sin que estemos conectados, la inaccesibilidad no debería tener cabida. Y más aún cuando el gran foco del desarrollo tecnológico gira en torno a la red desde hace más de dos décadas. Sin embargo, según cuenta Pilar Soret, directora comercial de ILUNION, Tecnología y Accesibilidad, perteneciente al grupo ONCE, «Internet es más accesible que hace unos años, pero todavía no es accesible«.

Para Pilar, la gran diferencia que existe entre el urbanismo y la tecnología es que en el primer caso «los edificios ya estaban hechos antes de que hubiera una concienciación o incluso la exigencia legal, así que parece lógico que no se hicieran en su momento de forma accesible». Sin embargo, «Internet debería haber nacido siendo accesible para todos». Podríamos remontarnos a las páginas que se hacían hace quince o veinte años, pero lo cierto es que «en el presente se siguen construyendo webs, aplicaciones e intranets sin cumplir con los requisitos de accesibilidad, y eso es lo grave porque ahora ya se sabe cómo hay que hacer las cosas».

¿A quiénes afecta la accesibilidad digital?

Los usuarios con discapacidad sensorial presentan dificultades o imposibilidad para percibir la información: las personas invidentes no pueden acceder al canal visual, mientras que las que tienen dificultades de visión pueden hacerlo siempre que se cumplan ciertos requisitos. Pero en este grupo también hay usuarios que presentan problemas auditivos o incluso que tienen afectado el sentido del tacto, y todo ello debe ser tenido en cuenta para una buena experiencia de navegación.  

Los usuarios con discapacidad motora encuentran grandes barrerasa la hora de interactuar con los dispositivos móviles, pues tienen dificultades o limitado el movimiento, o la aplicación de fuerza o el uso de varios gestos simultáneos. La interacción con la pantalla táctil o la pulsación de teclas suele ser un problema para ellos, necesitando alternativas de entradas más simples, como los comandos de voz. 

Por último, los usuarios con discapacidad cognitiva, en general, presentan dificultades de comprensión o aprendizaje. Por ello, la simplicidad en su manejo es básica. Cuanto más sencilla, uniforme e intuitiva sea una web o una aplicación móvil más fácil será para ellos. 

Pero la accesibilidad Web también beneficia a otras personas, como las de edad avanzada que han visto mermadas sus habilidades a consecuencia de la edad.

Aplicaciones móviles

En el caso de las apliaciones móviles, según Pilar Soret, «todo se complica un poco más, y además todavía existe menos concienciación que en el caso de las páginas web». Sin embargo, «hay muchos servicios que cada vez se hacen más desde las aplicaciones, como las reservas, la cita con el médico, las entradas para asistir a eventos… pero lo que es lamentable es que muchos proyectos se están empezando desde cero, se están desarrollando ahora«, explica. «Deberían cumplirse con los requisitos de accesibilidad desde el minuto cero, porque ya existen. Pero, además, cuando estamos todos ya pegados a un móvil incluso para gestionar la cuenta del banco… pues todavía es más grave porque estamos creando barreras enormes. Se trata de algo que usamos todos y no se está haciendo bien, y eso hace que aumente la brecha, claro. 

Varias normativas, pero poca conciencia

Si hablamos de historia de la accesibilidad web podemos remontarnos a 2007. Allí se fijaron las bases sobre la navegación que deberían cumplir muchas webs en dos años. Cuenta Pilar que «a partir de 2009 tenían que tener webs accesibles las administraciones públicas, las entidades privadas encargadas de gestionar servicios públicos, las que recibieran financiación pública y todas las empresas con más de 100 trabajadores o que facturasen más de seis millones de euros anuales. De forma específica, se hacía mención a entidades bancarias, aseguradoras, agencias de viajes, agencias de transportes, suministradoras de gas, agua y electricidad, empresas de telecomunicaciones y grandes superficies«. Más tarde se incluyó también a las redes sociales que estuvieran desarrolladas por entidades con un volumen de operaciones de seis millones.  

Pilar Soret confiesa que «últimamente las administraciones públicas se han puesto más en serio» a raíz de una Directiva que se publicó en el Boletín oficial de la Unión Europea en 2016 sobre la accesibilidad de los sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles de los organismos del sector público. Y añade que «No hay excusas: hay documentación técnica y un desarrollador web debe saber todo lo que tenga que ver con que una web sea accesible, pero la realidad es que en la actualidad aún no se sabe».

Además de todo esto, el desconocimiento hace que existan fórmulas que venden ayudarte a ser más accesible poniendo sencillamente un widget, por ejemplo, y lo cierto es que «se está gastando dinero en ‘soluciones’ que no lo son y que no cumplen con los requisitos legales ni de lejos», comenta Pilar Soret. Pero no todo es así, «también nos encontramos con empresas que exigen que sus desarrollos sean accesibles cuando se hacen los pliegos de licitación pero luego tampoco tienen el control de saber si lo que les han desarrollado es accesible realmente o no, y tienen que encargar a su vez auditorías para ver si lo que les han desarrollado cumple o no con lo que decía el pliego». Y está claro que, «o bien los desarrolladores se forman en esto, o bien se piden auditorías externas, que hay pocas, pero las hay. Además del conocimiento técnico, nosotros tenemos usuarios con diferentes discapacidades que además de usuarios son técnicos, y eso ayuda muchísimo. Tenemos auditores que son ciegos totales, auditores con baja visión, desarrolladores que tienen dificultades para utilizar las manos… tenemos conocimiento en primera persona«, resalta Pilar.

La fórmula mágica se resume en un solo concepto: empatía

«Hay que pensar que la accesibilidad no hay que llevarla a cabo porque… probrecitos, así pueden entrar… o no pasa nada, ya habrá alguien que los ayude a comprar el billete del tren… la autonomía es algo que queremos todos, y por eso la empatía es fundamental. Hay que pensar que la tecnología se puede hacer bien desde el principio, sobre todo cuando se comienza desde cero. Es mucho más difícil haber llegado a la luna», concluye Pilar Soret.

Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4060291/0/accesibilidad-internet-aplicaciones-desarrollo-digital/